La vida no es justa, si piensas que siempre tendrás los mismos aumentos, bonificaciones y oportunidades que tus compañeros, prepárate para sentirte decepcionado, así es la vida. Como líder, a veces tendrá que hacer sacrificios personales por el bien de tu organización, así es la vida. A veces tendrás que tomar decisiones difíciles con las que las personas no estén de acuerdo o que consideren que son injustas, así es la vida. Al final del día, a veces tienes que ser un líder duro para lograr resultados.
Por ejemplo, un entrenador de fútbol tiene que ganar partidos, podría ser el entrenador favorito de los jugadores, podría atraer a muchos fanáticos al estadio y podría tener un discurso increíblemente inspirador antes del partido; pero si está terminando varias temporadas con más pérdidas que victorias, no va a tener un trabajo, puede que no sea justo, pero así es la vida.
Ahora, eso no significa que un líder deba ser malo para lograr resultados. Bill Walsh, legendario ex entrenador de los San Francisco 49ers, recibió el apodo de "el genio" por ganar tres Super Bowls y crear lo que se conoce como la ofensiva de la Costa Oeste. Pero Walsh no era un entrenador duro que gritaba a su equipo desde un costado, hablaba con suavidad pero a la vez confiaba, e impartía lecciones a sus jugadores sobre fútbol y vida; a pesar de que Walsh no estaba dominando, aún tenía que rendir cuentas a sus jugadores, y ellos respondieron. Muchos de esos jugadores, incluido Tony Dungy, entrenaron a sus propios equipos y pasaron las lecciones de Walsh a otra generación.
Entonces, ¿qué significa para un líder ser duro pero justo?
Significa desarrollar una comprensión equilibrada entre el logro de resultados y la construcción de relaciones de trabajo con su equipo. Implementa estos cinco consejos para convertirte en el líder que otros estarían orgullosos de seguir.
1. Prepárate para ganar.
Los nuevos miembros del equipo deben entender dónde encajan en la organización, su trabajo no solo es explicar sus expectativas laborales, sino también descubrir cómo esperan crecer y qué necesitan de usted para lograr ese crecimiento.
Un componente crítico de un líder fuerte pero justo es hacer lo correcto, incluso cuando es difícil, incluso cuando podría costarle financieramente; pero un gran líder sabe que enfocarse en ganancias a corto plazo puede resultar en costos a largo plazo. Un equipo respaldará a un líder que esté dispuesto a hacer lo correcto, incluso cuando no sea fácil, respalda tus palabras con tus acciones, vive tu misión y valores todos los días.
Tu equipo te apoyará cuando sientan que estás en su esquina, ayudándoles a luchar por cada victoria.
Una vez que hayas establecido tu misión y hayas comunicado tus objetivos, no dudes en esperar los resultados de tu equipo. Con entusiasmo establece objetivos difíciles con una mentalidad de equipo. Tu equipo te apoyará cuando sientan que estás en su esquina, ayudándoles a luchar por cada victoria.
2. Corrige los errores inmediatamente.
Nunca dejes que los problemas queden sin resolver. Si un empleado no está cumpliendo con sus metas, programa una reunión ahora mismo. No esperes porque le temes a la confrontación o cree que el problema se resolverá solo. Un líder duro es asertivo. Los líderes fuertes no dejan que las cosas sucedan, hacen que las cosas sucedan.
Muéstrale a tu equipo que sus problemas son tus problemas. Cuando fallan, tú fallas. Trabaja junto a ellos para descubrir áreas difíciles y trabaja en conjunto para aprender de esos errores. Nadie quiere un líder que les defienda, señalando constantemente los errores sin ofrecer consejos para mejorar.
Tú eres el capitán de tu organización. Es tu trabajo llevar el barco a la orilla de manera segura, especialmente durante una tormenta. Es fácil de dirigir cuando las aguas están en calma. Un líder duro sabe cuándo y cómo tomar el control cuando las olas comienzan a agitarse. Pero no esperes hasta que la tormenta esté sobre ti para ajustar sus velas, para entonces ya es demasiado tarde y pasarás mucho tiempo reaccionando a los problemas en lugar de anticiparlos.
3. Haz de tu equipo una prioridad.
Los buenos líderes pueden ponerse en los zapatos de otras personas. No es fácil. Sé que cuesta salir de tu cabeza y escuchar. Pero es una pieza vital para conectarte con tu equipo y construir lealtad. Y no puedes hacerlo solo una vez. Escuchar y construir lealtad es algo en lo que necesitas trabajar todos los días.
Por ejemplo, si le dices a alguien que su crecimiento personal es importante para ti, pero no tomas el tiempo o el esfuerzo para planificar ese crecimiento, estás diciendo efectivamente que sus necesidades no son tu prioridad. Como líder, estás sujeto a un estándar más alto. Tienes que ser consciente de cómo tus palabras y acciones envían un mensaje a otros.
4. Fomentar la comunicación.
Tu equipo debe desempeñar un papel importante en el proceso de toma de decisiones. Esto significa que no puedes estar encerrado en tu oficina. Anima a tu equipo a sentirse lo suficientemente cómodo como para ser honesto contigo, para compartir ideas, comentarios y metas. Es posible que no siempre les guste lo que tienen que decir, pero es importante que tu gente sepa que tiene voz.
Parte de ser duro es aprender a recibir comentarios difíciles. No a todos les gustarás o estarás de acuerdo con tus decisiones. Anímalos a que vengan a ti con comentarios, preguntas e inquietudes. Reflexiona sobre sus comentarios y ajústalos cuando sea necesario. Un buen líder sabe que él o ella no tiene todas las respuestas. Podrías recibir muchos empleados con ideas que nuncas hubiera pensado por tu cuenta, nunca se sabe de dónde provendrán esas ideas, así que fomenta la comunicación constante.
Una de las maneras más rápidas de romper la confianza de tus empleados es enviar mensajes contradictorios o mixtos. Los rumores pueden propagarse como un reguero de pólvora cuando las personas sienten que no están entendiendo la historia completa. La gente necesita saber que pueden confiar en ti. Sé honesto con ellos. Discute cualquier problema y cómo los estás abordando. Algunos problemas no tienen respuestas inmediatas, pero una línea abierta de comunicación muestra que estás consciente y actuando.
5. Recompensar el éxito y disciplinar el fracaso.
Tratar a las personas de manera justa no significa tratar a las personas por igual. Cada persona que lideras tiene una historia diferente, un trasfondo diferente. Los empleados pueden tener la misma capacitación y experiencia laboral similar, pero sus personalidades y la forma en que aportan valor a su equipo son totalmente diferentes, y tienes que tratarlos de esa manera.
Recompensa a aquellos que van más allá para impulsar a la organización hacia objetivos compartidos. No tengas miedo de reconocer públicamente a los de mejor desempeño. Todos necesitan sentirse apreciados. Y aquellos que no fueron reconocidos se sentirán motivados para hacerlo mejor y lograr más. Si todos reciben el mismo reconocimiento, independientemente de su desempeño individual, ¿qué incentivo tiene alguien para mejorar?
Ser duro requiere asertividad, colaborar en las ideas y esforzarse por influir en otros para convertir las ideas en acción. Tienes que guiar, liderar, persuadir y mover a tu gente para lograr resultados. La mejor manera de hacerlo es creando confianza, tratando a cada persona individualmente y manteniendo abiertas las líneas de comunicación. Solo entonces verás todo lo que puedes lograr.
